Monday, November 28, 2016

Crisis del agua también golpea a la casa del 'Vice'

Políticos, sean del oficialismo o de la oposición, también sienten la crisis del agua que sufre la ciudad de La Paz. Si bien su padecimiento es menor, comparado con el que vive gran parte de la población, también tienen que buscar formas para aprovisionarse, por eso recurren a todo tipo de envases para hacerle frente a la escasez.

Uno de esos casos toca al vicepresidente Álvaro García Linera, que tuvo que hacer un hueco en una de las paredes de su casa para que pueda ingresar la manguera de una cisterna privada a su tanque. “Hemos visto que ha hecho descargar agua”, relató Ramiro Ajata, albañil que trabaja en un edificio que se construye al lado.

La residencia en la que habita la segunda autoridad del país, y que comparte junto a su esposa, Claudia Fernández, y pronto un bebé, está ubicada en la avenida 22 A de Achumani (zona Sur), uno de los más de 130 barrios de la sede de Gobierno en los que se aplica el racionamiento.
“Ha llegado una cisterna, debe tener agua”, dijo Eliseo Luna, propietario de un taller mecánico ubicado al frente del domicilio de García Linera. En el espacio, que es alquilado, no tiene agua y comenta que ante el desabastecimiento tiene que comprar o hacerse regalar botellas.

El sábado de la semana pasada, por la mañana, entre las 10:00 y las 11:00, una cisterna particular llegó al domicilio del vicepresidente y no pudo hacer pasar su manguera por sobre el muro y se tuvo que hacer un orificio en la pared blanca.

EL DEBER llegó hasta el lugar, tocó el timbre y una mujer, encargada de la limpieza, contestó ‘¿quién?’, a lo que el periodista preguntó si había agua; sin salir, la ama de llaves simplemente dijo: ‘sí’. Luego, un policía, muy amablemente, preguntó el motivo de la visita.

El sábado, durante una entrevista con EL DEBER, el ‘vice’ explicó que ese día contrató una cisterna privada, "por 350 pesos", para que le lleve algunos litros a su tanque de un metro, que tiene en su casa y, agregó que compra agua en botellones para beber y, en algunas ocasiones, se ducha en la Vicepresidencia.

“Por acá vino una cisterna de Epsas, he visto dos días seguidos, una en la calle 22 y otra que llegó a la plaza”, comenta Eduardo Fernández, otro de los vecinos, que hace un año vive en el tranquilo barrio. Explica que se ve a Álvaro muy tarde, paseando a sus perros.

Los opositores
Samuel Doria Medina, jefe de UN, también vive en Achumani y cuenta que la casa que habita junto a su familia tiene un tanque, aunque en los últimos días quedó vacío. “Nos hemos quedado sin agua y nos hemos hecho regalar de otros lugares”, explicó el opositor, a tiempo de criticar la forma en la que el Gobierno atiende la crisis.

El alcalde de la urbe paceña, Luis Revilla, vive en una casa que no tiene tanque. “He tenido que hacer lo que está haciendo todo el mundo, comprar agua embotellada para cocinar y después esperar la cisterna de Epsas para llenar mis tachos; incluso desvié la canaleta de mi casa para recibir agua de lluvia”, explicó el político, que vive en Alto Achumani.
“Ni loca tomo el agua del grifo”, afirmó la diputada Norma Piérola (PDC), que, a pesar de vivir a cuatro cuadras de la plaza Murillo, percibe que el líquido llega sucio y que las tuberías se van quedando sin presión.

Por su lado, el ministro de Educación, Roberto Aguilar, no sufre por la falta de agua debido a que reside en la zona de San Jorge; sin embargo, aseguró que tuvo que regalar agua a sus familiares. “Se han organizado para que haya solidaridad”, señaló

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