Los vecinos de tres barrios de diferentes zonas de la ciudad consumen agua no tratada de los carros cisternas, ante el racionamiento implementado por el Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Semapa) hace tres meses. El abastecimiento por turril les demanda un gasto mensual adicional promedio de 150 bolivianos.
OPINIÓN conversó con diez vecinos de Jaihuayco (al sur), Mayorazgo (norte) y Sarco (oeste), quienes reclamaron por el racionamiento. Hay barrios donde no recibieron el servicio durante 10 días y se vieron obligados a comprar el líquido “a granel”.
Durante los dos últimos años, la Unidad de Salud Ambiental del Servicio Departamental de Salud (SEDES) no realizó ningún control de la calidad del agua que comercializan los cisternas para tener información sobre la existencia o no de microorganismos, ni de la cantidad de metales pesados. Tampoco revisaron las condiciones de los tanques en que se transporta el líquido.
El jefe de esa repartición José Claros dijo que no hicieron los controles por problemas administrativos como la falta de personal.
Anunció que comenzarán a realizar inspecciones, desde el próximo lunes.
MÁS GASTO Sofía Rosales vive en el Barrio Municipal en la zona de Sarco, al oeste de la ciudad, y desde junio compra un promedio de 10 turriles al mes para atender sus necesidades. Su presupuesto mensual para este servicio se incrementó en 60 bolivianos, porque cada turril tiene un costo de 6. Además debe cancelar la factura de Semapa que llega a 120 bolivianos.
La vecina, que nació en la zona, dice que nunca se vivió una situación tan crítica. “Ahora vivo pendiente del carro cisterna que pasa día por medio por aquí”.
Los dueños de las casas vecinas optaron por agruparse para comprar un viaje completo a un costo de 250 bolivianos. Otros lo hacen individualmente.
Susana Jiménez protestó porque además del pago del viaje del carro cisterna debe cancelar la factura de agua que llega a los 180 bolivianos. Al problema económico se suma el sacrificio de los pobladores que deben madrugar para recibir el líquido en cuanto recipiente puedan (turriles, baldes).
Victoria Reynaga, que vive en la Organización Territorial de Base (OTB) Rafael Pabón, en Jaihuayco, cuenta que debe madrugar a las tres de la mañana para recibir el suministro de Semapa. La presión es baja y no sube a los tanques de plástico que tiene sobre su baño. Solo alcanza hasta la altura de la pila, que está a 70 centímetros del nivel del piso. Los días de lavado son los más esforzados porque tienen que hacerlo al amanecer, pese a las bajas temperaturas de invierno. Realiza ese trabajo mientras sale agua del grifo, es decir, hasta cerca de las ocho de la mañana. Caso contrario no lograría hacerlo porque los dos turriles que tiene no le alcanzarían para atender las otras necesidades. Los recipientes solo les abastece para cocinar y para el aseo. La situación de las familias que viven en las casas colindantes es la misma.
En Mayorazgo, los pobladores cuentan con depósitos de cemento construidos en el subsuelo y nunca sintieron la falta de agua hasta este año.
Joaquín Pérez, que vive en la avenida Melchor Pérez de Olguín, dijo que, ahora debe comprar al mes un viaje de agua de los carros cisternas, a un precio promedio de 250 bolivianos.
El agua sin tratar afecta el estómago
Consumir agua sin tratar o contaminada provoca varias enfermedades estomacales e, incluso, hasta la muerte, dijo el director del Hospital Gastroenterológico Boliviano Japonés, Alberto Vilcaez Flores.
Explicó que el agua no potabilizada puede tener parásitos y otros microorganismos que causan enfermedades infecciosas en el estómago como diarreas y amebas, que si no son tratadas a tiempo matan a las personas.
Añadió que los más vulnerables son los niños.
Recomendó consumir agua hervida. Asimismo, que si las personas comienzan a sentir dolor estomacal, fiebre o vómitos acudan a un centro de salud para recibir ayuda profesional.
PURIFICAR EL AGUA El gastroenterólogo indicó que las familias que no tienen agua potable pueden ponerla apta para el consumo con cloro.
Para purificar un litro de agua es necesario aplicar dos gotas de cloro al 5 por ciento . Para un balde de 20 litros deben colocar media cucharillita. El líquido clorado debe reposar al menos 30 minutos. Si tiene un leve olor y sabor a cloro es que está lista para el consumo humano.
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