El trabajo de los pobladores de Anzaldo excavando tierra y conectando tubería, podrá reducir el costo de una obra de ampliación de redes de agua potable. A este municipio no le alcanza el dinero, pero sus habitantes podrán implementar el proyecto bajando el costo en alrededor de la mitad con su trabajo y ejecutando una campaña para recolectar cemento y fierro.
Como Anzaldo, otros municipios buscan mecanismos para hacer obras que les permita paliar los efectos de la sequía.
OPINIÓN se contactó con la mitad de los municipios que declararon desastre o emergencia por sequía, en Cochabamba, 15 de los 30.
Las autoridades reconocieron que no tienen capacidad económica para ejecutar obras con recursos propios para temas de agua potable o riego. En algunos lugares, los pobladores ponen la mano de obra y la mayoría participa en proyectos concurrentes(se ejecutan con ayuda del Gobierno y la Gobernación).
Este 2016, la importancia de este tipo de obras es mayor debido a la escasez de agua. En la actualidad, hay 30 municipios, de 47, en la lista de afectados.
El alcalde de Anzaldo, Rubén Uriona, informa que la ampliación de redes en el distrito 1 demanda 600 mil bolivianos. Con la mano de obra, la campaña, una retroexcavadora y 200 mil bolivianos del Plan Operativo Anual (POA) podrá cubrirse los costos.
Anzaldo tiene un techo presupuestario de 5 millones de bolivianos, que no alcanzan para pagar servicios, proyectos educativos, de salud, caminos y agua. Por eso hacen obras concurrentes, este año seis de agua potable y sistemas de riego, con una contraparte que aún no tienen.
“Vamos a tener que ir a un préstamo bancario o ya veremos”.
Similares acciones asume Mizque. El alcalde Melesio García describe que, además de las obras concurrentes, utilizan los recursos económicos para comprar materiales y que el trabajo lo hacen los comunarios, como el revestimiento de los sistemas de riego. En cada comunidad, como en Vichu Vichu, Jarkillas y Aguadito invierten entre 75 mil y 85 mil bolivianos.
“Pero no es suficiente. Incluso, aportan por familia para comprar más material de construcción”.
El presupuesto total de 32 millones es para funcionamiento y obras de diferentes áreas.
En Tolata dejan de hacer otros proyectos para priorizar las obras de agua en concurrencia con el Gobierno Central y la Gobernación. Este año tiene tres proyectos del programa Mi Riego, que solos no podrían hacer.
El responsable de la Unidad de Planificación de Tolata, Edwin Terceros, explica que son pasibles a débitos automáticos, por tanto, se ven obligados a dejar de lado el mantenimiento de caminos o apoyo técnico en el área de producción.
En el caso de Morochata, con un techo presupuestario de 13 millones de bolivianos, el dinero apenas les da para hacer estudios para futuros proyectos en el caso del agua, porque no es lo único que debe ejecutar.
El alcalde Pedro Mercado dice que buscan financiamiento con el Gobierno, además de ayuda extranjera. Considerando el transporte escolar, educación, salud y otros, solo les queda 2 millones para obras. Este año tienen 6 estudios para agua potable y otros 6 para riego.
Este año, Tacopaya tiene 8 millones de bolivianos para la gestión en todas las áreas. El alcalde Felipe León reconoce que “casi no queda nada para proyectos de inversión”.
Sostiene que invierten entre 1 y 2 millones para revestimiento y ampliaciones de redes.
En Tacachi apenas tienen un millón y medio de bolivianos de presupuesto para todo el municipio. Lo único que pueden hacer es recurrir a las obras concurrentes, según el alcalde Elmer Guevara. “Es muy complicado para los municipios pequeños, porque no generamos ingresos”.
En el caso de Arbieto, el alcalde Renol Almendras explica que tiene 21 millones de bolivianos de presupuesto. De estos hay 5 millones de bolivianos para proyectos de inversión y destinan el 11 por ciento (550 mil) para temas productivos. Buscan financiamiento, porque su contraparte para una represa y microriegos es de 2.4 millones.
El alcalde de Capinota, Martín Jora, explica que los recursos son pocos para todo lo que quisieran hacer. Así que este año priorizan recursos, cerca de 5 millones de bolivianos de los 24 que tienen asignados, para las contrapartes de obras del programa Mi Riego.
El alcalde de Independencia, David Campero, manifiesta que este año invierten 2.7 millones para agua potable y riego. El presupuesto general es de 29 millones.
De 10 a 20 por ciento de presupuesto
Las alcaldías invierten entre el 10 y el 20 por ciento de sus recursos en proyectos de agua potable y para riego.
Un proyecto de canales de riego para Sacabamba cuesta 8 millones de dólares, el equivalente a su techo presupuestario. El alcalde José Manuel Tordoya explica que el aporte municipal para las obras será del 10 por ciento (800 mil bolivianos).
El alcalde de Pasorapa, Jaime Mendieta, resalta que ejecutan, con 200 mil bolivianos, la excavación de atajados. Sin embargo, requieren dinero para contraparte de otras obras. En total destinan el 15 por ciento (como un millón) de sus 7 millones de presupuesto en temas de agua.
El alcalde de Punata, José Gonzales, dice que asignan el 13 por ciento (más de 6 millones de bolivianos) de sus recursos iniciales de 46 millones para obras relacionadas con agua.
En Vila Vila, el alcalde Emiliano Reyes, expresa que de los 6 millones de bolivianos que tienen de presupuesto destinan el 16.6 por ciento (un millón) para contrapartes.
De los 10 millones de bolivianos que son el techo presupuestario de Tarata, este año, entre el 15 y 20 por ciento (1.5 a 2 millones) son para los proyectos de agua, según el alcalde Benjamín Zurita.
El burgomaestre de Omereque, Héctor Arze, considera que a ningún municipio le alcanza para hacer obras solo, menos para represas y otras de 5 a 10 millones de bolivianos. Este municipio tiene 16 millones y el 10 a 15 por ciento (1.6 a 2.4 millones) es para concurrencia.
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