Alarmado por esta situación, Mario Carlos Pérez, residente en la calle Fortín Corrales, manifestó que trató de comunicarse vanamente con el teléfono de emergencia de la cooperativa, pero solo escuchaba la voz grabada en una contestadora, por lo que decidió esperar que pasen las horas con el grifo abierto, pero no mejoró.
“Al levantarnos por la mañana nadie de mi casa, ni mis vecinos, pudo bañarse, peor aún cepillarse los dientes o intentar tomar porque el agua estaba más turbia. Hace seis meses ocurrió un hecho similar en esta zona y nadie nos dio una explicación, pero el recibo de cobranza siempre llega puntual a principios de cada mes”, expresó Pérez.
Los que sacaron provecho de la situación fueron los dueños de las tiendas del barrio, que vendieron toda su provisión de agua envasada, sea en botellas o en bidones.
“No he podido usar el agua del grifo para lavar mis vasos porque salía muy sucia, tuve que utilizar un bidón de agua mineral porque yo vendo refrescos y no podía detener el negocio”, manifestó Trifonia Quispe, que vende empanadas en la avenida Cañoto.
El problema
La explicación que dio Saguapac es que la coloración del agua se debe a los sedimentos de manganeso, los cuales quedan prendidos en las tuberías, y por este motivo es necesario hacer un mantenimiento ocasional en la red.
“El jueves por la noche personal de Saguapac estaba realizando reparaciones y cambios de válvulas para dar mejor servicio de presión a esa zona de la ciudad, pero los trabajos se prolongaron más de la cuenta y para que los vecinos no se despierten sin agua se tuvieron que abrir las válvulas al mismo tiempo que se realizaban los arreglos”, explicó César Flores, de Responsabilidad Social de la cooperativa.
Para acelerar la desinfección se abrieron varios hidrantes de la zona para que esos sedimentos salgan con rapidez y en el transcurso de la tarde el agua era bebible
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