Los nuevos vecinos asentados en distritos alejados de la ciudad de El Alto no cuentan con conexiones de agua potable ni de alcantarillado sanitario, por lo que se ven obligados a consumir agua transportada por cisternas.
Además de los riesgos que esto ocasiona, el costo para el consumo es mayor al que pagan muchos alteños gracias a la tarifa solidaria.
La información fue dada a conocer en el portal del Periódico Digital de Investigación en Bolivia (PIEB) basado en datos contenidos en la investigación “Carros aguateros en El Alto”, elaborado en el marco del Taller de Proyectos e Investigación del Hábitat Urbano-Rural de la Red Hábitat y del grupo de investigadores “Por el acceso al agua”.
“Una familia de seis componentes que se abastece de un carro aguatero, consume en general 15 turriles, que sería tres metros cúbicos, en un mes, estarían gastando 120 bolivianos, el turril de 200 litros cuesta 8 bolivianos. En cambio si recibieran el agua de Epsas, igual una familia de seis miembros, igual tres metros cúbicos, estarían pagando seis Bolivianos en promedio, tal vez un poquito menos de acuerdo a la tarifa solidaria”, dijo Grover Rojas, en la presentación del estudio sobre los carros aguateros.
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