Lo que menos se pretende hacer es generar perjuicios a la población, y bajo ese principio el gerente general de la Empresa Eléctrica Corani S.A., responsable del proyecto hidroeléctrico San José 1 y San José 2, Carlos Rocabado Zannier, asegura que “no se va a cortar” el agua para consumo y riego a la comunidad de Pampa Tambo, del municipio de Colomi.
Decidido a encontrar “salidas inteligentes”, bajo una lógica de consolidar una alianza estratégica entre los actores, afirma que para la corporación la gente es su “máxima preocupación”.
Con ese fin propuso buscar ideas, propuestas que tengan como norte tres aspectos: no dañar el medioambiente en la zona, garantizar el agua para la población que necesita y prestar respaldo incondicional al proyecto hidroeléctrico, “uno de los más grandes que tendrá el Estado”.
La magnitud del proyecto es estratégico porque una vez concluido, con la puesta en funcionamiento de las plantas hidroeléctricas San José 1 y San José 2 la capacidad de generación eléctrica llegará a un promedio de entre 600 a 700 megavatios (Mw).
Gracias a su capacidad sustancial de generación de electricidad, la hidroeléctrica permitirá garantizar energía al Estado para planes y proyectos de industrialización, y mirar con proyección la exportación de energía a terceros países en Latinoamérica, puntualiza Rocabado.
“En un país que está comenzando a crecer y busca industrializarse, la gente necesitará más energía eléctrica y nosotros seremos los proveedores”, agrega el directivo.
Sin embargo, “eso no implica que nos debemos olvidar del ser humano, de las necesidades que tiene de contar con agua potable para riego y/o consumo. Por eso vamos ayudar a que tenga (la población) el recurso (agua)”, manifiesta el gerente.
CAUDAL
Para que la empresa pueda alejar las sombras de perjuicio sobre el proyecto, si disminuyen los caudales de los ríos y afluentes que existen en la zona, se encargó a una consultora la realización de un estudio riguroso.
El informe, que aún no arrojó conclusiones, servirá también para que la población pueda conocer si el agua que necesita para consumo y riego traerá o no perjuicios al proyecto.
De todos modos, de antemano, Rocabado tiene una posición.
Para el ejecutivo, el proyecto hidroeléctrico tiene que administrar, y es lo óptimo, el cien por ciento del agua que existe en la cuenca Paracti.
No por algo la “columna vertebral de la planta es el agua”, señala el directivo.
De forma aislada el uso de los caudales “no perjudica al proyecto, pero la sumatoria, sí”, reconoce.
“Lo que se debe hacer es construir propuestas con ideas inteligentes. Corani está dispuesta a ayudar, cooperar, porque estamos trabajando para el pueblo boliviano”, recalca Rocabado.
COMPENSACIÓN
Otro asunto que está pendiente de una solución son las plantas frutales que el proyecto hidroeléctrico “echó abajo”.
Al respecto, Rocabado apela a la racionalidad para exigir “compensación económica”, aunque admite que es una “fase realmente complicada”.
“Estamos acercando posiciones sobre los montos de dinero que pagará la empresa por las hectáreas que fueron y serán afectadas con el proyecto, pero estamos convencidos de que hallaremos el valor adecuado para ambas partes”, asegura.
Los campesinos piden a Corani Bs 4.000 por cada planta destruida.
La empresa aún no decidió.
Cartas de protesta y reclamo a empresa
La Empresa Eléctrica Corani S.A. elevó sendas cartas de reclamo y protesta dirigidas a los principales ejecutivos de la compañía china Synohidro, responsable de las obras civiles del proyecto hidroeléctrico San José 1 y San José 2 por maltrato a obreros e incumplimiento de la Ley General del Trabajo, informó el gerente Carlos Rocabado.
Synohidro tiene que cumplir la ley
“Vamos a hacer cumplir la ley, pero sobre todo haremos respetar a los bolivianos en nuestra casa”, advierte el gerente general de Corani, Carlos Rocabado, empresa que contrató a la compañía china Synohidro para que haga las obras civiles del proyecto hidroeléctrico San José 1 y San José 2. “Estamos trabajando con los abogados”, anunció.
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