La falta de agua en los barrios más alejados de la ciudad sigue siendo un problema a 15 años de la Guerra por el Agua. Aunque la histórica movilización perdura en el recuerdo de la población como una de las mayores conquistas, que puso fin al auge del modelo neoliberal y derivó en la expulsión de la transnacional estadounidense Bechtel que pretendía a través de la empresa Aguas del Tunari privatizar el agua, el acceso al servicio sigue siendo un lujo.
El gerente del Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Semapa), Raúl Flores, informó que la cobertura de agua hasta diciembre de 2014 alcanzó el 54,65 por ciento. Ello representa 70.207 conexiones con una tasa de crecimiento de 0,1 por ciento. En 2000, la empresa tenía 50.906 conexiones, lo cual significa un incremento de 19.301 instalaciones en 15 años.
A pesar que una de las premisas de las jornadas de abril, que dejaron como saldo un muerto y 400 heridos, fue garantizar el derecho al recurso natural, Semapa sólo brinda el servicio a 86.777 usuarios de las zonas norte, central, este y oeste.
Debido al déficit de agua y la poca disponibilidad de fuentes, Semapa raciona la distribución por días y horas. Actualmente, la empresa de servicios básicos capta agua de las represas de Wara Wara, Chungara y de los campos de pozos de Vinto y El Paso. Adicionalmente, recibe 250 litros por segundo de Misicuni. Se estima que el volumen para atender la demanda de los usuarios es de 900 a 1.000 litros por segundo. “En ningún sector hay agua las 24 horas”, dijo Flores. Para mitigar la deficiencia, algunos edificios de la zona norte llenan sus tanques con agua de cisternas.
A ello se suma que Cochabamba es el único municipio donde el cobro del agua se realiza de acuerdo con cuatro categorías: R1, R2, R3, R4. La tarifa básica del metro cúbico, en la primera categoría es de 36 bolivianos; la segunda 49, la tercera 65 y la cuarta 93. Cuando se consume más de 12 metros cúbicos se cancela el excedente.
Barrios del sur
En la zona sur, la población espera a los carros cisternas con turriles, baldes y tanques en sus puertas desde las 6:00. El proveedor de agua Valentín Acuña,señaló que los precios del recurso varían de acuerdo a la distancia. El turril cuesta 6 bolivianos en zonas accesibles y hasta 10 en alejadas.
Una pobladora de Uspha Uspha, Bertha Encinas, contó casi resignada que se abastece de cisternas desde hace 23 años. Dijo que la gente debido a su pobreza incluso compra medio turril para cubrir su necesidad.
Otra vecina, Deysi Torrico, expresó que cada día compra siete turriles del “aguatero”. Aseguró que el agua llega con bichos y contaminada. Como resultado los niños sufren enfermedades gástricas y dérmicas como diarreas y sarnas. A ello se suma que a veces “el agua no abastece” y los pobladores deben salir a buscarla hasta la ciudad.
El precio del agua varía según la zona. Una cisterna con 13.000 litros cuesta 130 bolivianos en la zona central y norte; 150 en Valle Hermoso; 180, en el kilómetro nueve de la avenida Petrolera y superara los 200 a partir del kilómetro 11.
Flores aseguró que el proyecto Agua para el Sur con una inversión de 94 millones de bolivianos ya inició. El plan beneficiará a 64 OTB y 45.975 vecinos de los distritos 8 y 9. Se tiene previsto realizar 9,195 acometidas. Asimismo, la línea de aducción para llevar las aguas de Misicuni al sur está en plena ejecución. La meta es concluir la obra en octubre.
Cooperativas
De acuerdo con la fundación Aguatuya, ante la falta de cobertura total de agua, cerca del 50 por ciento de la población recurre a sistemas alternativos de aprovisionamiento. Entre ellos sistemas de autogestión como comités o cooperativas de agua.
La “inequidad hídrica” se traduce en que los ciudadanos pagan entre 1 y 30 bolivianos por metro cúbico de agua. “Irónicamente”, los barrios periféricos cancelan las tarifas más altas. Estiman que una familia gasta el 15 por ciento de sus ingresos mensuales en agua. La situación es crítica puesto que mientras algunas personas consumen 250 litros por día, otras tienen que conformarse con 40.
El investigador de la fundación Swisscontact, Juan Cabrera, informó que el 78 por ciento del agua que se consume en el eje metropolitano proviene de las cooperativas de agua también denominadas Operadores Locales a Pequeña Escala (Olpes). El panorama se complica puesto que el 80 por ciento del líquido que se consume en Cochabamba no es potable y el 90 está contaminado.
Cabrera informó que las Olpes operan como cooperativas, asociaciones y OTB. Sin embargo, se desconoce cuántas hay. De acuerdo a sus investigaciones, hasta el 2013, existían 143 OTB en Quillacollo.
Respecto a costos, las Olpes cobran hasta 1 boliviano el metro cúbico de agua. Además no racionan el recurso y tampoco son sujetos de control o regulación. Según fuentes que prefirieron guardar su nombre en reserva se conoce que a pesar de garantizar el acceso al agua éstas empoderan a los dirigentes y barrios que ejercen todo tipo de presión a cambio de dotar el líquido elemento.
Misicuni
En los últimos 60 años, el proyecto Múltiple Misicuni se ha convertido en la esperanza de los cochabambinos para dotarse de agua. A pesar de ello, está inconcluso. El presidente de la empresa, Jorge Alvarado, aseguró que la presa de 120 metros de altura tiene un 60 por ciento de avance y será concluida en diciembre de 2015. A inicios de 2016 comenzará a acumular agua para entrar en operación. Señaló que resta por concluir la cara de concreto, el vertedero, las inyecciones de plinto y el túnel de desvío.
Por su parte, el asesor de la Gestión y Desarrollo de la Región Metropolitana, Omar Fernández, aseguró que la crisis del agua golpeó con fuerza a los municipios de alta vocación productiva.
RESULTADOS DE DIAGNÓSTICO SE MANTIENEN
Mucha del agua que se consume no es potable
En 30 años, los diagnósticos que realiza el Centro de Aguas de Saneamiento Ambiental (Caasa) se repiten. Los mismos muestran que la calidad del agua aún no es potable porque persisten los problemas de salinidad, la presencia de materia orgánica, la concentración elevada de calcio dureza y la contaminación microbiológica por bacterias, informó la directora de Caasa, Ana María Romero.
Asimismo, Romero explicó que los contaminantes del agua tienden a aumentar por los procesos de industrialización, el uso de agroquímicos y de substancias químicas.
“Las políticas gubernamentales y proyectos tienden a priorizar la cantidad de agua, pero no la mejora de su calidad”, añadió. Resaltó la importancia de generar planes de seguridad del uso, distribución, rehusó y descarte final de las aguas en función al desarrollo y cuidado de los ecosistemas.
El investigador de la fundación Swisscontact, Juan Cabrera, dijo que las Olpes potabilizan el agua a través de filtros. Entretanto, otras echan cloro directamente al pozo. En Quillacollo, la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado distribuye el agua sin tratar. “Me atrevo a decir que el 80 por ciento de agua que se consume en Cochabamba es de mala calidad”, aseveró.
OPINAN LOS ACTORES
BERTHA ENCINAS, VECINA USHPA USHPA
“Vivo hace 23 años acá, no tengo agua”
Cada mes cargo agua a mi tanque y turriles del carro cisterna. Eso me cuesta 190 bolivianos. No tengo red de agua. Siempre nos dicen que va a venir el agua pero nunca llega, ni el alcantarillado. Vivo acá hace 23 años y no tengo red de agua potable. Cada día, el cisterna viene para repartir agua en turriles (…) La gente se agarra hasta medio turrilcito. Qué van hacer, si no tienen plata de dónde van a sacar (…) Nos dicen que el agua es garantizada, no tenemos otra alternativa.
DEYSI TORRICO, VECINA USHPA USHPA
“Agua de cisterna viene con bichos”
El turril cuesta seis bolivianos, antes costaba cinco, pero cuando compramos agua viene con bichos. Como tengo hijos pequeños tengo que hacer hervir más. A los chicos a veces les da diarrea, a veces vomitan con eso o sarnitas a los pequeños más que todo. Yo compro todos los días, tengo un tanque de cuatros turriles y me dura un mes para nueve personas. Ahorro agua: con el agua de lluvia lavo la ropa (…) Sufrimos de agua. Nos dicen que va a llegar agua pero no pasa nunca.
VALENTIN ACUÑA, AGUATERO
“El precio varía por la distancia”
Turrileamos los cisternas, en la mañana por ejemplo el turril cuesta 6 bolivianos. Más arriba es a ocho o siete (…) La gente nos pide mínimo un turril y hasta siete agarran. El precio del agua varía de acuerdo a la distancia. Puede llegar a 200 bolivianos o más quizás (13 mil litros). De acuerdo al sector y cuan accidentado está. Si es feíto, otro precio es. La zona sud es la que requiere más. Hay OTB que tienen proyectos de agua, reciben en su tanque y luego las distribuyen, pero el grueso de la población accede al cisterna.
JUAN CABRERA, SWISSCONTACT
“El 78 % de agua proviene de Olpes”
El 78 por ciento del agua que se consume en Cochabamba metropolitana, me animo a decir, es de Olpes y un 80 por ciento es agua no potable. Hay un gran problema porque la gente en general no conoce la diferencia entre agua potable y no potable. Se sabe que la potabilización es un proceso físico que permite dar condiciones de consumo al agua (…) En estas aguas se ha encontrado plomo y heces fecales. Además, la zona norte, sur, Quillacollo, Sacaba, Tiquipaya, Vinto, Sipe Sipe tienen alcantarillado malísimo.
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