Monday, September 12, 2016

Video La ruta chaqueña al Paraguay huele a muerte



“Estoy esperando desde hace cuatro días el camión aguatero pero no viene” dice Luis “Pila” Rojas con una expresión indescifrable, entre compungido, angustiado, triste y emputao. “Pila” vive en Cabezas, a no más de 20 kilómetros de la frontera con Paraguay, en la orilla de la ruta Villa Montes – Hito BR 94 que hace un par de años se inauguró a bombo y platillo, en invierno, y protagonizó spots de Juan Reporte.

“Pila” es uno de esos guardianes de la frontera, acostumbrados a la soledad. Un chaqueño de bigote, preguntas justas y respuestas precisas.
Cada cambio de brisa se mete al centro de los pulmones ese característico olor a muerte. El que deja irritada la campanilla. El que se pega en los pelos de la nariz. El que no sale ni después de media hora de ducha. En Cabezas ni lo intentan. A pocos pasos de su “puesto” acaba de caer una vaca, liquidada por la falta de pastura, forraje, agua y amor. En el camino hemos contando al menos un par de docenas sin bajar del vehículo.
“¿Ese característico olor a la muerte, bah?” reclama Pila Rojas. “Dí nomás hedor y punto. A las cosas por su nombre ché” remata con eso que parece rabia o decepción, eso de no entender la recurrencia y seguir viviendo como si nada.
El Chaco tarijeño es un erial en septiembre, anuncio de lo que vendrá. El polvo ha teñido todo de color tierra. La tierra se partió hace ya meses. El sábado, esperando la caída del sol, el olor se torna insoportable.
“Cada año es lo mismo. Se les advierte allá en el pueblo, en mayo, en junio, pero se enojan o nos ignoran, pero se van llenitos de plata en sus bolsillos…” dice Pila, acostumbrado a vivir en esa especie de Ley de la Jungla que es la frontera y que no hace esfuerzos por recordar los nombres de alcaldes, subgobernadores, asambleístas y toda la cantidad de autoridades que cada campaña pasan por esos dominios a tomarse fotos o hacer videítos. El Pila lleva cuatro días esperando el aguatero.

Vivir en los confines oliendo a muerte
Por el Chaco han pasado en los últimos años más de mil millones de dólares. Las imágenes de muerte siguen siendo las mismas. Vacas delgadas de ojos perdidos. Agonizando. Vacas que deambulan o que se sientan a esperar su momento cansadas de vagar por el erial. Vacas muertas. Vacas con el cuero rasgado. Con las costillas al aire. Con el hueso al aire. Vacas que no sirven ni para las rapaces.
Luis Rojas el Pila nació en 1953, cuando los ecos revolucionarios se apagaban. Nació en la misma línea de frontera recién creada tras la peor guerra del continente en el siglo XX que había encendido los amores patrios, la reivindicación nacional. De padres también chaqueños, por encima y por debajo de la frontera, chaqueños al fin, creció y sobrevivió en los confines. Haciendo patria. No le hace ascos a la política.
El Pila cuenta que hizo campaña por Evo Morales en 2006. “Con Evo saldremos adelante” les dijo a sus vecinos. Ibibobo registró uno de esos resultados sorpresa. El MAS arrasó entonces, y después en el revocatorio. Y después. Y después. Y después ya no. “En la última elección aún hemos ganado en Ibibobo pero ya no en las zonas rurales”, dice Pila Rojas.
Él y los vecinos, diez años después, aún esperan por programas serios de provisión de agua. “Con agua aquí estaremos bien. Cuando llueve corre agua por todo esto - señala el campo de tiza y arcillas -, pero se va y se pierde. Los paraguayos en cambio han hecho miles de trampas para que el agua se insuma y luego, cuando necesitan, sacan de abajo”, afirma entre burlón y enojado con su indescifrable expresión en un rostro curtido al sol y a la pestilencia.
“Necesitamos un norteño para que venga de autoridad y nos dejen de robar, de engañar”, añade, mezclado, cargado, nuevamente “emputao”, esperando. Diez años. Cuatro días. Y así.

Las promesas
Decepcionado es poco, lo del Pila tiene más que ver con el sentido existencial y las ratas de dos patas. “Hace unos días pedí que enviaran tractor para mejorar este camino y me dijeron que debían inscribir el proyecto en el POA. Ya van dos veces que inscriben en el POA, luego dicen que se ejecutó esa obra, pero aquí no pasó nada, no llegó ni el olor del diesel” dice alguien que sabe de olores.
Además de Juan Reporte, por el Chaco en los últimos años han sido habituales los Kjarkas y los Nocheros. Como no el Chaqueño Palavecino. Infinidad de veces. También Américo. Y Leo Dan. Y Marco Antonio Soliz. Todo muy exótico. Todos bien pegados a la cordillera del Aguaragüe, la de los pozos de las reservas millonarias de gas. Todos bien pagados. Más adentro es tierra quemada. Peor que quemada.
El presidente Evo Morales y sus colaboradores hablan de inversiones mil millonarias cada vez que van al Chaco. El Pila solo pide un poco de agua. Algo para hacer lo que hacen los paraguayos.
Con aquello de la industrialización hicieron falta fuentes de energía eléctrica. Y con la energía eléctrica surgió la posibilidad de la mega represa en el río Pilaya para trancar el Pilcomayo ya en las tierras de Méndez. El proyecto El Carrizal iba a costar mil millones de dólares, dijo el entonces ministro de Hidrocarburos Juan José Sosa, también chaqueño, y además de electricidad permitiría crear canales hasta la última punta de Villa Montes. Ibibobo y más allá. Cada cual sumaba hectáreas de regadío a su antojo. Miles, centenares de miles de hectáreas de regadío. En 2013 el estudio ya estaba licitado. Hoy sigue apareciendo en los planes del ministerio de Hidrocarburos. El nuevo ministro Luis Alberto Sánchez habla de El Carrizal. También de Puerto Margarita, un poco más abajo y con las mismas aguas. La información se empieza a complicar. Una se estudia, otra se licita. A veces es al revés. A veces te lo van a mirar. Casi siempre se repite la diapositiva.
El Pila solo ha pedido que llegue el camión aguatero y lleva cuatro días esperando.

Lo de siempre
Es septiembre y las imágenes ya las hemos visto el año pasado. También el anterior. Y hace diez. Además este año hay crisis. El pasado viernes, cuando el Pila llevaba tres días esperando el camión aguatero, llegó el ministro de Desarrollo Rural César Cocarico a Tarija y dice el asambleísta Basilio Ramos, del MAS, como Cocarico, como el Pila, que se van a enviar dos perforadoras para buscar agua en la zona alta y en el Chaco. No está claro por donde empezará.
Abel Guzmán, también asambleísta y también del MAS, dice que el Plan Operativo Anual de 2017 solo tiene un millón de bolivianos para la atención de desastres y emergencias y que es demasiado poco. El Pila, que si no ha llegado el domingo a última hora llevará hoy seis días esperando el camión aguatero, discrepa sobre lo que es emergencia y lo que es estructural. Y sobre lo que es tomar previsiones para el forraje y el agua y lo que es la burocracia de ordenanzas, decretos y declaratorias de emergencia.
El secretario de Medio Ambiente de la Gobernación de Tarija, Pablo Avilés, que no es del MAS sino de los otros, dice una cosa y la otra, y también habla de pozos y de licitar cisternas.
Las autoridades chaqueñas, que son de todos, dicen que no hay plata para el Prosol y que también están en crisis después de tantos años de bonanza. En Villa Montes en 2015 había 2.000 funcionarios. Y que lo más importante son los proyectos productivos y hacer planes estratégicos.
El Pila no tiene estrategia, solo ha pedido que llegue el aguatero. Hace hoy seis días.

Ganado chaqueño sufre por la falta de agua y forraje

Ganado muerto
Los ganaderos chaqueños han perdido la cuenta del ganado que ya se ha perdido. En Caraparí, la asociación de Ganaderos cifra en un 10 por ciento lo que se ha perdido hasta agosto. En los próximos meses se estima que la situación se agrave.

Aridez
Las altas temperaturas, la orografía y la ausencia de lluvias hace que el suelo se parta e impida la formación de vegetación. Las reses no tienen que comer y tampoco que beber. En Paraguay se han ideado sistemas que captan aguas y las conservan subterráneas para épocas de escasez.

Forraje
En años anteriores se buscaron fórmulas para llevar forraje a las zonas chaqueñas donde las reses estaban necesitadas. Se llevó caña aunque en ocasiones acabó en escándalo de sobreprecio. La escasez ha puesto en riesgo al ganado en este 2016, que ya ha empezado a morir de inanición

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