Con el programa Baños Cambian Vidas, desde 2015 la compañía ya ha logrado impactar la vida de más de 5 millones de personas solamente en la región.
Kimberly-Clark, empresa global de productos para el cuidado personal, en alianza con Plan International y Water for People, está invirtiendo más de 1 millón de dólares para mejorar y facilitar el acceso al agua potable en países como Bolivia, Perú, Guatemala, Honduras, El Salvador, Brasil, Colombia y Ecuador. Durante los últimos siete años, la empresa ha renovado su compromiso de defender un mundo donde todos tengan acceso a agua potable a través del programa Baños Cambian Vidas que ha impactado a más de 5 millones de personas en la región.
Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas muestra que, a nivel mundial, hay más personas con acceso a teléfonos celulares que a baños. A pesar de ser la región más rica del mundo en términos de disponibilidad de agua potable por persona, América Latina aún tiene un grave problema de saneamiento básico, con 89 millones de ciudadanos sin acceso a baños y desagüe, según WaterData. Este escenario agrava problemas ambientales como la contaminación de manantiales y aguas subterráneas, además de provocar enfermedades y otros impactos negativos en la salud de la población.
Desde 2015, con Baños Cambian Vidas, Kimberly-Clark ya logró impactar más de 5 millones de vidas con inversiones de más de 5 millones de dólares. Solo en Bolivia, la iniciativa ha beneficiado a más de 38.000 personas en localidades rurales vulnerables con la instalación de baños, agua potable, además de educación higiénica en escuelas. El 2022 se trabajó en 456 comunidades rurales en Bolivia.
En ese sentido, la empresa también contribuye directamente a reducir la contaminación en las cuencas de agua, además de apoyar las comunidades con kits de productos y clases de higiene, salud y conservación en las escuelas.
“Estamos comprometidos con iniciativas diversificadas que funcionen a largo plazo y que cuenten con el potencial para fortalecer a las pequeñas comunidades. Además de construir y mejorar la infraestructura, nuestra alianza con Plan International y Water for People también trabaja para alentar a las poblaciones que viven en las comunidades donde operamos a adoptar comportamientos y prácticas que contribuyan a la promoción de más salud, higiene y sustentabilidad, además de conservar el agua”, dice Milena Lemos, directora de Medio Ambiente, Salud y Sustentabilidad de Kimberly-Clark para América Latina.
Reducción del consumo de agua en las instalaciones
Kimberly-Clark también actúa para reducir el consumo de agua en sus plantas y procesos de producción. En Latinoamérica, entre 2021 y 2022, el uso de agua se redujo en un 34% en las unidades de la compañía, lo que equivale a un ahorro suficiente para llenar más de 500 piscinas olímpicas.
En Perú, la multinacional invirtió más de US$9 millones en la construcción de una planta de tratamiento de agua en Puente Piedra, en la Región Lima. La implementación de esta fábrica, que funciona con tres reactores biológicos de membrana para la filtración de agua, permitió reducir en un 70% el consumo en la fabricación de productos de papel y en un 40% el uso de agua dulce en las instalaciones.
Iniciativas similares se adoptaron en las instalaciones de Kimberly-Clark en Santa Cruz, Bolivia, y Sitio del Niño, en El Salvador, donde se llevaron a cabo estudios, auditorías y procesos de concientización de los empleados para identificar problemas que podrían corregirse para evitar desperdicios.
También hay iniciativas adoptadas en Brasil. En las unidadad de Mogi das Cruzes, donde los productos de las marcas Neve y Scott son fabricados, aproximadamente el 80% del agua utilizada en la producción recircula y regresa al proceso productivo, mientras que la otra parte es tratada para volver más limpia a los ríos de origen. A partir de 2020, la unidad de Camaçari reforzó el proyecto de captación de agua de lluvia para uso en el sistema de jardinería. En comparación con 2021, la operación redujo el consumo de agua en un 15% en 2022. Para implementar estas iniciativas, Kimberly-Clark realizó una evaluación de detección de agua para determinar qué operaciones tienen un alto riesgo de estrés hídrico con el fin de elaborar planes de gestión sostenible del agua a nivel local, incluida la participación de ONGs socias y el Pacto Global.
“Nuestro propósito de Un Mejor Cuidado para Un Mundo Mejor nos mueve a seguir buscando distintas medidas que contribuyan a mejorar las comunidades donde operamos. Estamos orgullosos de nuestros logros y entendemos que, para alcanzar nuestras metas globales de sustentabilidad y preservación del agua, cada acción es importante, desde sensibilizar a los empleados para reducir su consumo hasta hacer alianzas para construir y mejorar infraestructuras completas para el saneamiento básico”, concluye Milena Lemos.