Existen normativas de prohibición pero más allá de ellas debe existir una norma fundamental de las personas, porque “el agua es vida”, dijo.
Barriga explicó que sólo en tres globos llenos de agua, ya se gasta un litro. Y si se usan baldes o turriles de agua, el derroche es mayor. Una persona que juega con globos desperdicia agua cristalina y potable, en cuya distribución han participado recursos humanos y se ha hecho uso de importantes insumos: el sulfato de aluminio para eliminar lo turbio y el cloro para eliminar las bacterias y hacerla bebible.
Señaló que el agua dulce es un recurso cada vez más escaso en el mundo, en Cochabamba no es la excepción, a pesar de las lluvias, se logró acumular un porcentaje que bordea el 50 por ciento, debiendo asumir la responsabilidad los mismos vecinos para cuidar y tener más conciencia del uso del agua potable.
"El uso racional del agua debe convertirse en una práctica diaria del ciudadano", dijo.
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