El agua es un elemento esencial para la vida y la higiene de las personas. No contar con este servicio básico por cañería, que es aparentemente más potable, es un grave riesgo para la salud de los pacientes.
En primer lugar, debemos referirnos al almacenamiento. Las familias guardan el agua en tachos o turriles, algunos expuestos al aire libre y que se pueden contaminar.
La adquisición de agua demanda un costo para las familias de escasos recursos (económicos), por lo que sus miembros lo usan en cantidades pequeñas, de modo que les dure el mayor tiempo posible.
Y como el agua es escasa, algunas familias descuidan el aseo de sus niños, lo que puede provocarles algunas enfermedades. En estos barrios las vías no están pavimentadas, por lo que hay mucha tierra y contaminación.
En estos sectores existen problemas en la salud pública. Estas personas están expuestas a todo tipo de infecciones, especialmente gastrointestinales, desde las diarreas y los problemas en la piel, por falta de aseo.
Estas condicionantes van aumentando los índices de morbi-mortalidad en los niños pequeños.
Vemos que los barrios periféricos, los más alejados de la ciudad, donde está la gente pobre, no cuentan con redes de agua potable y se abastecen a través de cisternas.
En Cochabamba ha crecido la población en lo que se refiere a los cerros, donde no llega agua potable ni alcantarillado, por lo que la gente cava pozos con el consiguiente riesgo de que haya más contaminación.
Por este motivo hay muchos casos de niños que llegan a los hospitales con problemas gastrointestinales.
Los pozos sépticos que se implementan están a una profundidad de dos o tres metros y contaminan las aguas subterráneas que existen en las diferentes zonas. Eso es grave para la salud. Los datos estadísticos del departamento muestran que hay muchos niños con diarrea, lo que deriva en la deshidratación y la mortalidad.
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