Saturday, July 16, 2016

Cochabamba Vecinos del sur exigen más agua y pedido de cisternas sube 600 por ciento

Cerca del mediodía, en Tierra de Esperanza hace más calor que en otros barrios. Hay pocos árboles para dar sombra, la tierra es árida y, lo peor, no hay agua. Cirilo Panozo espera poder recibir un poco de líquido. Apoya sus codos en uno de los tres turriles vacíos que tiene en la puerta de su casa. Los vecinos de barrios como este, de la zona sur de Cochabamba, lamentan que se quedan sin agua, porque, según dicen, los carros cisterna se concentran en satisfacer la demanda del centro de la ciudad.

Los encargados de los carros dicen que en estas épocas solían tener pedidos en restaurantes y edificios una vez a la semana, pero, ahora, esto ocurre dos veces y, en algunos casos, a diario.

Esta demanda repercute en el sur, donde tienen menos agua.

Ayer, el Comité Cívico llevó un cisterna a Tierra Esperanza y distribuyó agua de manera gratuita. El presidente del Comité Cívico, Juan Flores, informó que fueron gastos de su propio bolsillo, “para ayudar”.

La escasez de agua en la ciudad obligó a condominios, restaurantes, instituciones y viviendas particulares a abastecerse de cisternas.

Tierra de Esperanza es una de las 31 juntas vecinales que tiene la mancomunidad Cobol. Estos barrios no tienen redes de agua potable y acuden a los cisternas para almacenar el líquido en turriles y tanques en sus casa.

Panozo asegura que la situación es cada vez más difícil y que los distribuidores van poco a esa zona. “No quieren llegar porque dicen que es un poco más lejos acá”.

Cecilia Orellana indica que antes de la época de estiaje, los carros llegaban al menos una vez a la semana y que, ahora, con suerte, van dos veces al mes.

Ella tiene un tanque de 1.200 litros y un turril. En su casa hay cuatro personas y el agua, que se utiliza para el baño, para lavar y cocinar, no durará más de una semana.

“Si se acaba nos tenemos que prestar entre vecinos, por baldecitos, preguntando: ¿Me puede regalar agüita?”.

Cuando la carencia es crítica, los pobladores llegan a venderse el líquido hasta en cinco bolivianos el balde.

Las familias de estos barrios tienen en promedio entre dos y tres turriles.

El presidente de la junta vecinal, Eddy Mamani, explica que esa cantidad no les alcanza para más de seis días.



DISTRIBUIDORES La situación tampoco es sencilla para los distribuidores de agua. Explican que la demanda en el sur es de siempre y que, ahora, incrementó la exigencia en las zonas central, norte, este y oeste, situación que complica su trabajo.

Los caudales son menores para la carga de los carros distribuidores y eso demanda más tiempo.

Manifiestan que la atención llega con normalidad a la zona sur, hasta más allá del kilómetro 10 de la avenida Petrolera.

Recomiendan a los vecinos no permitir costos mayores a 8 bolivianos por turril en las zonas más alejadas y de difícil acceso.

El costo promedio es de 7 bolivianos, 1 boliviano más que hace un mes.

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