Sunday, June 19, 2016

El plan para traer agua de Corani surgió hace 24 años

Han transcurrido 24 años desde que los ingenieros cochabambinos: Eduardo Rodríguez, Carlos Cossio y Carlos Saavedra Antezana plantearon el proyecto Corani como otra alternativa, además del Proyecto Múltiple Misicuni, para aliviar la falta de agua en Cochabamba.

La propuesta quedó postergada hace décadas pero ahora vuelve a tener vigencia por la intensa sequía.

Los Tiempos presenta una síntesis de las publicaciones que recogieron la propuesta de los profesionales, en 1992, sin que la intención haya sido entonces inviabilizar Misicuni, como se pretendió entre 1995 y 1997. (Ver infografía)

El afán de los ingenieros fue aportar a su comunidad y hallar una solución al déficit de agua que azota recurrentemente a la ciudad y a los demás municipios de la región metropolitana de Cochabamba.

Los profesionales publicaron su propuesta en Los Tiempos como una opción a corto plazo frente a Misicuni, que hace más de 20 años se entendía como un proyecto de largo aliento.

Al igual que ahora, en 1992, la ciudad de Cochabamba sufría por la escasez de agua. Entonces, la población disponía de una oferta de agua del Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Semapa) de 400 litros por segundo. Aunque hoy se tienen 900, el déficit sigue siendo significativo por la falta de lluvias y las fugas en la red.

De acuerdo con las publicaciones, en marzo de 1991 la Empresa Nacional de Electricidad Bolivia (ENDE) solicitó al Gobierno el aprovechamiento del río Palca para conducir el agua al embalse de Corani y utilizar sus aguas para generar electricidad por cinco años.

Sin embargo, la Corporación de Desarrollo de Cochabamba (Cordeco) se opuso a la otorgación del permiso para fines hidroeléctricos, por ser contrario a las prioridades de la ciudad.

El equipo de ingenieros propuso una solución “rápida y barata”. Ésta consistió en bombear las aguas de la represa Corani, construida por ENDE a 3.620 metros sobre el nivel del mar, hasta la cumbre Huakanki a 4.100 metros. Luego, conducirlas hasta los depósitos de Semapa a través de ductos. La cuenca de 228 kilómetros representaba el 50 por ciento del área de las cuencas de la cordillera.

“El tramo de bajada de 1.200 metros permitiría la producción de energía eléctrica, una parte podría utilizarse en la autopropulsión de las aguas y el resto comercializarse”, explicaron los ingenieros.

La idea consistía en aprovechar 16 millones de metros cúbicos de los 160 de la represa de Corani. Es decir, el 10 por ciento del volumen embalsado para dotar de 450 litros por segundo a Cochabamba. El costo no superaría los 12 millones de dólares y se construiría en 10 meses.

“La ingeniería del proyecto sería ejecutada por los técnicos de YPFB con larga experiencia en la materia, en un tiempo estimado de ocho meses”, señala el artículo de prensa.

Los ingenieros aseguraron que el proyecto era barato y viable, puesto que YPFB captó agua desde Palca a 3.645 metros sobre el nivel del mar “en un tiempo récord” para la refinería Gualberto Villarroel. El costo fue menor a un millón de dólares; es decir, 19 centavos de dólar por metro cúbico de agua.



Semapa dijo “No”

Meses después, el gerente de Semapa, Roberto Prada Ramírez, consideró que iba a ser “inviable” bombear agua de Corani. La primera razón se fundamentó en un estudio realizado por la consultora TAMS con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El informe estableció que en Corani bombear cada metro cúbico de agua llegaría a 50 centavos de dólar; mientras que en Misicuni sería de 19.

“Creo que no hay otra salida que la perforación de pozos como única alternativa inmediata para afrontar la aguda crisis ya que lo otro -Corani- es inviable en la parte económica, ya que nuestras tarifas tendrían que modificarse tomando como punto de partida medio dólar por metro cúbico de agua”, señaló en esa época Prada, en una nota de prensa publicada por Los Tiempos.



Otros proyectos

Además de Corani y Misicuni, el diario Los Tiempos presentó otras opciones para solucionar la crisis del agua en Cochabamba. Entre las opciones también está la elaborada por la Comisión Técnica Asesora del Proyecto de Alalay realizada entre 1988 y 1992. Ésta planteaba aprovechar aguas de Liriuni, La Angostura, Chusequeri y Tolapucro.

Sin embargo, la opción de Corani fue defendida por los tres ingenieros con tres argumentos: su bajo costo, no superaba los 12 millones de dólares; beneficiaría no sólo a Cochabamba sino a Sacaba y zonas aledañas; y porque grandes reservas de gas y petróleo comenzaron a ser descubiertas en Cochabamba para reemplazar a la energía hidroeléctrica.



Disputas políticas

La propuesta volvió al debate en 1995 pero con aspectos políticos cuando el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada del partido Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) postuló a Corani y el alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, del frente Nueva Fuerza Republicana (NFR) a Misicuni.

“Los partidos de oposición encontraron la oportunidad, bajo la bandera del Proyecto Múltiple Misicuni, para retomar el imaginario colectivo de movilización y resistencia de la población en contra de Corani.

La oferta política dio resultado; toda la región se unió y movilizó en defensa de Misicuni”, escribió el sociólogo Fernando Salazar en el libro “Movimientos sociales en torno al agua en Bolivia”. Narró que la propuesta del Gobierno enarbolada por Sánchez de Lozada consistía en materializar Corani con una oferta de 2.000 litros por segundo en “un tiempo breve y a bajo costo”. Sin embargo, la “única condición” fue privatizar Semapa a cargo del consorcio empresarial Corani, que vendería el agua cruda indexada al dólar.

Después de que Reyes Villa anunció “medidas de hecho” contra la privatización de Semapa, las instituciones cochabambinas comenzaron con las protestas y huelgas.

Salazar recordó que el 13 de marzo de 1997 Cochabamba acudió a una multitudinaria protesta, la asamblea de la cochabambinidad rechazó la privatización de Semapa y respaldó la ejecución de Misicuni.

A partir de entonces se priorizó la ejecución de Misicuni en tres fases. La primera concluyó en 2005, la segunda está en ejecución y debía entregarse en 2012; en tanto, que la tercera recién se planifica.

RGUMENTOS SOBRE LA PROPUESTA
Desempolvan proyecto de la represa

Ante la crisis hídrica que afecta a la región y debido a que Misicuni no cubrirá la demanda de agua, el alcalde José María Leyes planteó desempolvar el proyecto Corani para dotar de agua a la ciudad.

“Son 30 kilómetros de acueducto y bombeo de 400 metros de altura. Eso daría una solución importante de agua para riego y consumo humano. Este proyecto beneficiará no sólo a Cercado, sino a Sacaba, Colcapirhua y otros”, manifestó. La represa Corani utiliza de 18.000 a 20.000 litros por segundo para generar electricidad.

La Empresa Misicuni apuesta todo a la presa y garantiza que el agua llegará a la ciudad en abril de 2017.


Plantearán proyecto en la cumbre

El gerente de Semapa, Gamal Serhan, informó que el alcalde José María Leyes planteará la ejecución del proyecto Corani en la Cumbre del Agua de la Región Metropolitana, el 23 de junio.

El objetivo es contar con 2.000 litros por segundo con una inversión de 45 millones de dólares. “Aprovecharemos la cumbre para encarar ese proyecto”, declaró Serhan. La propuesta contaría con una contraparte municipal. El presidente de Misicuni, Jorge Alvarado, calificó la propuesta de “distraccionista”. Serhan recordó que la represa tiene cuatro años de atraso.


Prevén que dote 2.000 litros por segundo

El gerente de Semapa, Gamal Serhan, informó que Misicuni entregará 2.000 litros de agua por segundo para el consumo de agua potable a la región metropolitana; sin embargo la demanda es de 3.500.

Recordó que la tercera fase de Misicuni, que consiste en una aducción de los ríos Viscachas y Putucuni, requiere una inversión de 140 millones de dólares. Sin embargo, Corani sólo necesita 45 millones de dólares.

“Que inviertan los 45 millones de dólares en Corani y con eso tenemos 4.000 litros por segundo. Eso porque el agua ya está ahí y lo único que hay que hacer es bombearla a la parte más alta y desde ahí verterla por gravedad”, dijo el gerente de Semapa.

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