Monday, August 31, 2015

El agua potable es un lujo en el área rural de Tarija



En pleno Siglo XXI más de un 60 por ciento de las poblaciones rurales del departamento de Tarija no cuenta con agua potable en sus viviendas. Tan sólo se abastecen de este líquido elemento a través de una cañería que canaliza el líquido vital desde la fuente. En general,

no hay filtros de control y menos aún plantas potabilizadoras por lo que el servicio se convierte en un privilegio. Según coincidieron en sus testimonios a El País EN, los alcaldes coincidieron en que las políticas gubernamentales avanzan a paso lento y en gran parte de las comunidades si les llega el líquido elemento, es a través de los programas “Mi Agua” en sus distintas fases, pero sin la capacidad de alcanzar el abasto necesario para que cada uno de los tarijeños cuente con un mínimo servicio de calidad como el de cientos de urbes en el país.
Al menos 10 de los 11 Alcaldes coincidieron en que tienen problemas con los sistemas de agua porque estos quedaron colapsados por el crecimiento rápido de los centros poblados. En una mediana cobertura logran dotar de un agua tratada a sus pobladores, aunque la gran mayoría la recibe sin que pase por un sistema de tratamiento y, pese a eso, la denominan “agua potable”. Peor aún, hay otras que carecen en un 100 de este servicio básico.
Como agravante, la dotación de agua no va de la mano de sistemas de saneamiento, por lo que ríos, quebradas, vertientes y riachuelos se ven contaminados por la evacuación de estos líquidos.
A esto se suma la contaminación de las fuentes de agua ocasionada por la minería, la exploración y producción de hidrocarburos, la evacuación de desechos líquidos y sólidos de los centros poblados y el uso descontrolado de pesticidas en la agricultura, todos estos suman a los problemas de agua en el departamento que se evidencian región por región.

Valle Central
En el Valle Central de Tarija, conformado por los municipios de San Lorenzo, Cercado, Uriondo y parte de Padcaya, las autoridades trabajan de manera mancomunada para que a través del programa Guadalquivir (apuntalado además por el Gobierno Central y la Gobernación) se logre la dotación de agua potable y el saneamiento básico. Pero al margen de eso, sus autoridades ediles encaran proyectos aislados. Para el municipio de San Lorenzo el problema principal para que ciertas zonas solamente cuenten con el servicio obedece al acelerado crecimiento urbano, según explicó, Miguel Ávila, alcalde de la zona. A raíz de eso se decidió hacer una reprogramación de la inversión de recursos y se optó por dejar de lado la ejecución de canchas y otro tipo de construcciones civiles para dotar de servicios básicos a sus habitantes. En este municipio la cobertura difiere por el tipo de topografía, en la parte baja se llega a un 80 por ciento, mientras que en la zona alta, las poblaciones, debido a que se hallan dispersas, carecen de sistemas de agua.
En Uriondo la cobertura es relativa, alcanza casi a un 70 por ciento. El alcalde Álvaro Ruiz informó además que algunos de los tanques de agua ya cumplieron su ciclo de vida. En este municipio, como la mayoría, se distribuye el líquido elemento a través de cañerías sin tratamiento alguno, y son contados los sectores que reciben agua de mejor calidad.
“Primero queremos llegar a la cobertura de servicio de agua y después mejorar la calidad –dijo Ruiz–. Pero también se debe trabajar con la gente para que entienda que hay que pagar el servicio”.
A diferencia de los dos primeros, Padcaya tiene problemas con las fuentes de captación. El alcalde de Padcaya, Roger Farfán, indicó que la poca agua que se logra proveer en su región en un 90 por ciento pasa por un proceso de cloración y llega a través de cañerías “Agua potable como tal no tenemos, por lo menos pasa por los controles mínimos, pero el problema no es eso, son las fuentes de agua,”, aseveró.
El único sistema de abastecimiento se encuentra en la comunidad de Cabildo, lugar dónde se bombea, y, a través del Comité de Agua, se establecen los horarios y días para su distribución.
Cercado parece ser una de las provincias con mayor porcentaje de cobertura, pero con clara insuficiencia. En el área rural la cobertura alcanza un 70 por ciento, según su ejecutivo, Rodrigo Paz, y quizás en el área urbana las cifras sean similares, aunque con el crecimiento población está consciente de que existe un gran desfase, porque la cobertura es nula es muchos barrios periféricos, fruto de los asentamientos humanos. A éstos en época seca se los abastece mediante piletas públicas o carros cisternas.

Zona Alta
En la zona alta de Tarija la situación también se torna crítica y alarmante. Tanto que en El Puente como en Yunchará también distribuyen agua a través de cañerías sin ningún tipo de tratamiento. La autoridad edil de El Puente, Hugo Girón, afirmó que en la Subcentral de Carrizal, paradójicamente, los campesinos suelen ver a diario cómo corren las aguas del Río San Juan del Oro, pero no cuentan con el servicio. Es por esa razón que de manera permanente se les proporciona el líquido a través de carros cisternas. “Aproximadamente debemos estar en un 60 por ciento con agua, pero ese porcentaje tiene agua por cañería, nosotros no tenemos agua potable –mencionó Girón–. Sin embargo, hay como 20 comunidades que nunca han tenido agua ni siquiera canalizada por cañería”.
Yunchará, la tierra del ex gobernador Lino Condori, autoridad que estuvo al mando del Gobierno departamental durante la época de la bonanza económica, vive similar situación, y donde el agua potable también resulta un lujo. En el área rural, la cobertura llega al 75 por ciento y casi un 100 por ciento en la capital, pero el agua que se dota no pasa por ningún sistema de filtro. “Vamos a trabajar con el Programa Mi Agua, porque la falencia como municipio son las contrapartes”, señaló la alcaldesa, Gladys Alarcón.

Chaco
Las regiones del Chaco no están al margen de la deficiencia de agua potable y hasta, en época de estiaje, son las que mayor problema afrontan en este tema, porque el agua no sólo falta para consumo humano, si no que para el ganado vacuno, una de las principales actividades de la zona.
En Yacuiba al menos el 40 por ciento de los pobladores carecen del líquido vital. “Es pésima la cobertura actual”, así resumió la situación el alcalde yacuibeño, Ramiro Vallejos.
“Hay bastante déficit, hay barrios que no cuentan con agua potable y menos con alcantarillado –dijo Vallejos–. La gente tiene que estar trasladando en recipientes o sacando de pozos. Esto es preocupante, porque afecta a salud de la población”. La autoridad señaló que esperan la intervención de los ministerios correspondientes para que se encaren proyectos para la provisión de agua.
La benemérita ciudad de Villa Montes presenta desfases en sus sistemas de agua por el crecimiento poblacional que generó la actividad petrolera. Según su alcalde, Omar Peñaranda, los sistemas que estaban proyectados para 20 años a los diez años quedaron pequeños. Un gran porcentaje de las familias se abastecen del agua a través de piletas públicas y el problema principal se centra en el área rural. El agua carece de tratamiento.
A pocos minutos se centra la tierra del gas, Caraparí. En ella tan sólo entre nueve a diez horas se dispone del agua, siendo permanente el racionamiento por el bajo caudal.
“La cobertura llega a un 87 por ciento -añadió William Peña, alcalde de la urbe-. Se está construyendo la presa del Común, con eso esperamos solucionar el problema”. Se estima que estos trabajos demoren un año, pero se debe trabajar en obras complementarias para la captación del agua, depósitos de almacenamiento y plantas de tratamiento.
Bermejo pese a que es una de las zonas más húmedas del departamento, tampoco está exenta de los problemas acuíferos. En la región fronteriza la cobertura alcanza a un 80 por ciento y el problema se centra en el servicio de electrificación. El alcalde Delfor Burgos explicó que, a raíz de los cortes constantes, no se puede bombear agua de los pozos.
En Entre Ríos, La Moreta es la única fuente de agua para sus pobladores y esta atraviesa problemas para lograr dar el abasto que los entrerrianos demandan. El alcalde, Nicolás Herrera, también admitió que el poco líquido que reparten va a través de cañerías y en un gran porcentaje con mucha deficiencia.
“Yo diría agua por cañería -expresó la autoridad-. Hay que ser honesto con lo que se le dice a la población, agua para consumo humano, pero de potable no tiene nada, pasa de la fuente y viene directamente”. De las 136 comunidades rurales de Entre Ríos una gran parte no cuenta con el servicio. “Hay comunidades que ni agua tienen, en el Plan Operativo Anual (POA) 2016 se llegará con la cobertura –indicó Herrera–. Tenemos toda la predisposición, pero nuestros presupuestos son escasos. Es necesaria la concurrencia con la Gobernación para atender estos temas elementales”.
Los 11 alcaldes indicaron que tienen como una de sus propiedades dar solución de manera paulatina al problema de la dotación de agua y su potabilización. Casi todos ya tienen listos sus proyectos para ser entregados en septiembre al Presidente del Estado Plurinacional para que, a través del programa “Mi Agua”, se agilicen los desembolsos y se proceda a dar la orden para la ejecución de los requerimientos de cada municipios.

Explotación petrolera afecta fuentes de agua

Según han explicado diversos estudios, la actividad hidrocarburífera implica una alteración de los ecosistemas y la vida humana de graves proporciones. Las actividades de prospección sísmica y perforación generan impactos en las fuentes hídricas. Los movimientos de tierra hacen que ésta pierda las sustancias minerales y orgánicas de la capa superior, por lo que se generan procesos erosivos como los derrumbes. El suelo además es contaminado por la incorrecta disposición de líquidos y desechos industriales como las aguas servidas, lodos de perforación, residuos sólidos y fluidos de perforación.
Estos problemas en la región del Chaco tarijeño suelen generar temor en sus habitantes, porque notan que sus fuentes hídricas se ven afectadas, lo que repercute en la disponibilidad del servicio para sus habitantes.
De acuerdo a Miguel Panique, habitante de Caraparí, las acciones que se encaran frente a este problema son aisladas. “Los pasivos ambientales fruto de las exploraciones y explotaciones de petróleo están dejando sin agua a las principales fuentes hídricas de nuestra región –manifestó Panique–. Sin embargo, vemos que no hay políticas para hacer frente en un futuro”.
Desde la dirigencia campesina se pide a las autoridades de la Gobernación convocar a una reunión para definir los proyectos que serán encaminados en este rubro. De acuerdo al ex ejecutivo de la Federación de Campesinos del Chaco, Evangelio Cáceres, esperan que a través del ex dirigente campesino y ahora secretario de Gobernabilidad, Luís Alfaro, se concrete el proyecto para dotar de agua a las comunidades campesinas a través de acueductos. Los tres subgobernadores también tienen grandes responsabilidades como el poner en funcionamiento al 100 por ciento los pozos perforados, porque algunos carecen de electrificación y bombas para extraer el líquido.

Bolivia cuenta con potencial de agua dulce

El país cuenta con la mayor reserva de agua dulce mundial y tiene en el Chapare a la segunda región más húmeda del planeta, de acuerdo a un informe revelado por Servicio Nacional de Riego (Senari). El área con mayor relevancia está ubicada en la zona del trópico, aunque existen otras en distintas regiones como el caso de la vertiente del Silala, en el Norte de Potosí.

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