Friday, July 4, 2014

El viaje de las aguas del Silala a Santa Cruz



En un complejo operativo, 31.000 litros de agua de los manantiales potosinos del Silala fueron transportados por 1.300 kilómetros de carretera, procesados y envasados en un hecho sin precedentes en los más de 100 años de controversia con Chile por el desvío del recurso.

El objetivo fue presentar el líquido como la bebida oficial de la cumbre del G77+China que se realizó en Santa Cruz el 14 y 15 de junio. El proceso empezó tres meses antes. Los ejecutivos de la empresa La Cascada propusieron al Gobierno, a través de la Cancillería, ofrecer un producto conmemorativo en el evento internacional, pero recibieron una contrapuesta: que sea con aguas de los manantiales del Silala de la provincia Sud Lípez, en la frontera con Chile.

En 1908, la compañía inglesa Antofagasta Railway canalizó artificialmente y desvió estas aguas hacia territorio chileno, lo que hasta el momento es parte de una controversia entre ambos países.

Transporte. El gerente general de La Cascada, José Salome, contó a La Razón que aceptó el desafío y reconoció que “la logística fue complicada” por la distancia y otros factores. “Al no ser una reserva protegida ni aislada, temíamos encontrar focos de contaminación que compliquen el tratamiento del agua”, explicó. Finalmente, fue elegido uno de los ojos de agua con la mayor cantidad del líquido.

Un camión cisterna de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) fue preparado para el traslado. “A la par de enjuagues con agua ozonizada, tuvimos que llenar de vapor el cisterna durante 90 minutos a 70 grados centígrados”, detalló José Salome. El vehículo llevó el agua a la planta de La Cascada en Santa Cruz y fue sometida a un tratamiento de esterilización, filtración y ozonización para garantizar su inocuidad y conservar sus condiciones.

Al final, 50.000 botellas —de 600 centímetros cúbicos cada una— con agua del Silala fueron entregadas en la cumbre del G77+China. El presidente Evo Morales presentó el 14 de junio el producto. “Es agua de la soberanía y elaborada con aguas manantiales, aguas del pueblo boliviano”, sostuvo.

“Queríamos que fuera un souvenir”, indicó Salome, quien luego agradeció el apoyo de las empresas Kevlar y Sagitario por diseñar e imprimir la etiqueta. No obstante, evitó hablar del presupuesto que demandó la iniciativa y posibles nuevos procesos de esa naturaleza. “Está difícil, pero posible. Inicialmente se necesita proteger los manantiales; segundo, aislar la zona y convertirla en una reserva acuífera como corresponde; lo demás es ingeniería y marketing”, señaló.

La Gobernación de Potosí anunció en reiteradas oportunidades que aprovechará el recurso natural. Incluso instaló piscinas para la cría de truchas.

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