Después de que la Unidad de Sanidad Ambiental del Servicio Departamental de Salud (Sedes) informó que algunas de las vertientes de las cuales se abastecen los carros cisternas, que distribuyen agua a los barrios de la zona sur, están contaminadas con coliformes fecales y metales, los concejales anunciaron que se pedirá la realización de controles a la calidad del agua.
El concejal Edwin Jiménez aseguró que el alcalde Edwin Castellanos, como presidente del directorio de Semapa, debería instruir a los funcionarios de esta institución la realización de un control en las vertientes de la zona norte y en los carros cisterna, para que éstos cloren el líquido y se pueda brindar agua de buena calidad y no se ponga en riesgo la salud de la población.
“Lamentamos que el agua potable que entregan los carros cisterna esté contaminada, las autoridades de salud también deben hacer algo al respecto”, dijo.
La concejal Shirley Franco aseguró que el del agua es un problema recurrente en nuestro municipio y que la más afectada por la falta de este recurso es la zona sud, que debe comprarla de los carros cisterna.
Ayer, algunos de los propietarios de las vertientes y pozos de los cuales se abastecen las cisternas llegaron hasta el Sedes y expresaron que están dispuestos a que se realicen los controles en las fuentes de agua.
De manera preliminar, se asocia la contaminación de los pozos y vertientes con la proliferación de asentamientos en la zona del Parque Tunari, que deriva en la habilitación de pozos ciegos, que provocan daños en los acuíferos del parque. A ello se suma el polvo de las calles en los barrios, donde se colocan los turriles para recibir el agua. Sin embargo, aún se deben realizar más estudios para determinar el origen de la contaminación.
El servicio
Se estima que más de 200 cisternas distribuyen agua en los barrios de la ciudad y los condominios y otras instalaciones.
Sin embargo, sólo 100 están autorizadas para distribuir el agua y se someten a controles anuales, para determinar la calidad del agua y de los vehículos.
Los pobladores pagan hasta 5 bolivianos por el turril de agua y se estima que consumen alrededor de dos en un fin de semana.
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